sábado, 5 de diciembre de 2009

En Komagane, con los voluntarios






Hola de nuevo estimados lectores, primeramente disculpen que ahora escriba menos, pero los deberes del curso y los viajes, me dejan poco tiempo para dedicarlo a este humilde blog (por la cantidad de visitas, jeje) y narrarles minuto a minuto, como la CNN, los pormenores de mi estadía. Mientras escribo esto veo en la tele una pelea de kick boxing de pesos pesados, y a un gigante ruso noquear de un super rodillazo en la cara a otro mastodonte, que cayó boca abajo para empezar a soñar, seguramente con su abuelita. Lo gracioso, si es que lo hay, es que los comentaristas, son tres japonesitas, vestidas como si fueran a la entrega del Oscar.
Bueno, a lo mio. Como les adelanté en el post pasado, el sabado 28 de noviembre fui a Nagano, donde se ubica el JICA Komagane, lugar a donde entrenan a los voluntarios japoneses que irán a distintos países a prestar ayuda técnica o educativa. El Jica me pidió que conversara sobre el Perú y sobre sudamérica con un grupo de voluntarios que irán a nuestro continente en enero próximo. Por supuesto que acepté, además de la loable labor de los voluntarios, lo consideré una manera de agradecer lo que el Jica nos otorga a nosotros, los becarios.
Komagane es una ciudad situada en la prefectura de Nagano, entre Osaka y Tokyo y esta rodeada por las montañas y nevados de los alpes japoneses. Para llegar a Komagane salimos de Osaka a las 6:30 a.m. en un bus rentado por Jica. El viaje duró como 6 horas. Eramos 5 becarios (4 latinos) y la coordinadora, a quien se le ocurrió poner un cd de Luis Miguel para sentirnos mas a gusto. Llegamos a Komagane como a la 1:00 p.m. con Luis Miguel cantando "cuando calienta el sol, aqui en la playa", lo cierto era que hacía muchisimo frio y no había sol, llovia menudamente, pero el paisaje era muy bello.
El centro Jica queda en las afueras de la ciudad. Nos recibieron como estrellas de televisión. Todos los voluntarios (mas de 100) habían salido a lo largo del pasillo y mientras entrabamos nos saludaban y aplaudían. Vaya recibimiento.
Pasamos a un auditorio donde nos recibieron junto a otros muchos becarios de otros países del planeta, de distintas lenguas, rusos, arabes, franceses, indios, africanos, etc. y nos agasajaron con un banquete y actuaciones de lo voluntarios en los diferentes idiomas que habían ido aprendiendo para realizar su trabajo. Allí se me acercaron muchos que irían a sudamérica y me hablaban en un buen masticado español. Allí también conocí al peruano Rafael Sato, uno de los profesores de español del centro y que esta en Japón desde hace 20 años. Rafael me comentó que hasta hace poco tiempo vivian en la pequeña Komagane algo mas de 200 peruanos, pero con la crisis de la Toyota y de las pequeñas compañías que trabajaban para esta, los peruanos se mudaron buscando otros trabajos.
Al final de la recepeción me tocó ir, junto con una becaria de Chile, a la clase de 6 voluntarios que irían a Paraguay, Bolívia; Panamá y uno al Perú, el señor Nakata, que irá a nuestro país a apoyar en el tema de las Pymes. Tenía preparado un power point sobre el Perú, asi que la charla se hizo mas entretenida. Así, la compañera de Chile y yo pudimos escuchar las intervenciones, preguntas, comentarios, experiencias y objetivos de estos voluntarios, por cierto, todos adultos mayores. Realmente esta experiencia en Komagane resultó muy interesante; por que conocimos de cerca la esforzada preparación de estos solidarios japoneses y por que conocí también Komagane. El día terminó caminando por la ciudad, con un frio imposible y con las calles de la ciudad casi vacías.
Regresamos a Osaka al día siguiente, comentando positivamente la visita y escuchando a Luis Miguel cantando "hasta que me olvides". Lo cierto es que no olvidaremos Komagane, como tampoco todos los hermosos sitios que hemos conocido hasta ahora, en esta estadía que ya va llegando a su fin.
el bello paisaje de Komagane nos da la bienvenida, al fondo los alpes japoneses, como ellos llaman a sus nevados.

Llegando al centro de entrenamiento de Komagane.
el auditorio con todos los voluntarios, grandes anfitriones.

este grupo de voluntarios regalándonos una tradicional canción japonesa.

En la agradable charla con los voluntarios que irán a sudamérica.

la despedida con túnel inclido, que pase el rey!!
un grupo peculiar, con un filipino, una salvadoreña y la pequeñita y muy conversadora representante de Guatemala.
en el camino a Komagane se cruza un túnel de casi 5 kilómetros de largo!! otra muestra de la infraestructura vial del Japón.

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