domingo, 25 de octubre de 2009

El ultimo samurai






Debí colgar este post apenas regresamos de Hokkaido, pues lo había escrito en el camino, pero debo confesar que la pereza (fea palabra) de trascribirlo, y la noticia de que la influenza había atacado a dos integrantes del grupo, y con ello, la visita obligada a la clínica y las precauciones del caso, demoraron mi oficio. Ahora, superada la pereza y la influenza, me apuro a terminar de contar como continuó la travesía por la isla de Hokkaido.

Recordaba en el bus, rumbo a Nibutani, cuando algunos años atrás viajé en tren por la campiña del sur de Francia, hermosos paisajes de sembríos y casitas de cuentos. Viajar por Hokkaido encierra la misma fascinación, aunque con un paisaje diferente: extensos bosques de arce con hojas amarillas y otros algo rojizas por la estación. En el Japón, el otoño es muy vistoso por las tonalidades que ofrece la naturaleza, y más aún cuando alguna mañana, como ésta, las nubes entreabiertas dejan pasar los rayos solares, pintado casi una escena bíblica.
También hay muchos pinos a lo largo de la autopista, por cierto magníficamente mantenida y muy bien señalizada. Pensar que podríamos tener algo así en nuestra selva, comunicando mejor las regiones.

Debe hacer unos 14 grados afuera. El frio se deja sentir, pero para los residentes de esta isla, aun esta temperatura es primaveral, ya que cuando dejábamos la ciudad de Sapporo, muy temprano, muchos circulaban en sus bicicletas (una costumbre muy extendida en todo Japón) solo en mangas de camisa, y las jóvenes usaban sus, aquí muy usados, shorts.

Estamos yendo a visitar la comunidad ainu de Nibutani, por la ruta de Numanohata. Detrás mio se sienta una pareja japonesa que no deja de conversar, salvo un "ikura des ka" y un "sumimsen", no he logrado entender nada. Cruzamos ahora un pueblito de casitas pequeñas con tejados multicolores. En este punto del viaje puedo ver a la distancia la línea que hace el oceano pacífico. Agradable reencuentro con el oceano que baña también las costas peruanas. A la vista, el pacífico es una línea plateada que asoma entre el perfil de los pinos. La autopista corre a más altura que el paisaje permitiendo la vista de todo en lontananza.

Nos avisan que ya estamos cruzando el rio Sakugawa, el rio sagrado de los ainu en esta región, lo que significa que ya llegamos a Nibutani, territorio de los Ainu. El frio se cuela en la piel apenas bajamos del bus, pero al cabo de unos momentos ya es particularmente agradable. Nibutani (que significa "Gran Bosque") tiene un museo municipal dedicado a la cultura local, que cuenta ademas con una sala interactiva. Alli encontré algo inesperado: un kinetoscopio!. este aparato, el predecesor del cine o del televisor, fue trabajado por Edison y consta de una cilindro con una misma imagen en diferentes posiciones en su interior, que al rotarlo y ver por una ranura da la sensacion que la imagen esta en movimiento. El kinetoscopio fue algo que quisimos tener en el Museo de la Electricidad para exhibirlo junto a los antiguos televisores o filmadoras. Y lo vengo a encontrar aqui, en medio de los ainu!

Luego de la visita al museo compartimos un almuerzo típico, que constaba de una sopa de salmón con papas y un segundo plato de salmón, arroz y algo parecido a un puré de papas, con verduras. Acompañamos la comida con una bebida tradicional de maiz, algo parecida en su sabor a la chicha de jora que tenemos en el Perú. La comida estuvo agradable y mas aun por que departimos sentados en una casa típica y alrededor del fuego. Después de esto continuamos el recorrido en Nibutani con una visita al Museo Memoria de Kayano de Shigero, quien fue un destacado investigador y promotor de la revaloración de la cultura ainu. El hijo de Shigeru, también reconocido investigador, nos recibió en su casa y acompañando la conversación nos ofreció un dulce (como una mazamorra) que preparan con frijoles. Casi a media tarde emprendimos el viaje a Noboribetsu que es un municipio situado en la prefectura de Iburi, al sur de Hokkaido, y que es famoso además por sus aguas termales y por su Valle del Infierno, un lugar donde emanan el vapor y el ácido sulfúrico desde pequeñas elevaciones, semejando volcanes en actividad. por ello, Noboribetsu es considerado como el más famoso hot spring resort de Hokkaido, es decir como el lugar ideal de los baños termales.

Nos hospedamos en el hotel Mahoroba, un hotel enorme, de estilo japonés, es decir que no hay camas, sino colchoncitos en el suelo, las mesitas son cortas, no para sillas sino para sentarse en el piso, y uno debe vestirse con el tradicional yukata, que es un traje de dos piezas, muy ligero y que se usa comunmente para dormir o para los baños termales. Así que me puse el trajecito, me tomé fotos y me sentí casi casi el último samurai, sin espada lamentablemente.
A la mañana siguiente el restaurant del hotel ofrecía un desayuno buffet donde felizmente pude escoger juguitos, panes con jamonada y fruta.

Después de ello, y de dejar mi solemne yukata en el closet de la habitación, dejamos el hotel y enrumbamos al Museo municipal de Noboribetsu, pero antes pasamos para las fotitos del caso por el Valle del Infierno (Jigokudani en japonés). El Museo en mención fue inaugurado en 1970 y además de exhibir una extensa colección de artefactos de la cultura ainu, de presentar dioramas y recreaciones de la vida diaria de este pueblo en el pasado, ofrece también una exhibición sobre la colonización del territorio, la teatralización de las danzas y cantos de los ainu y a cuatro "fieros" osos que abrían sus furibundas fauces esperando las galletitas que el público les alcanza a través de un tubo. La verdad me dio pena ver a los enormes osos enjaulados y en tan pequeños espacios, pero los ainu los capturaban desde tiempos remotos y los sacrificaban, así que esta situación osuna debe ser lo mas normal para ellos.

En la tarde se acabó la travesía y luego de pasar por los stands de souvenirs, regresamos al bus para dirigirnos nuevamente a Sapporo y de allí al aeropuerto. El avión estuvo saturado de escolares que también regresaban de su viaje de paseo por Hokkaido. Llegamos sin novedad a Osaka casi a las 8 de la noche, cargados de cansancio, de souvenirs y de mucho que contar sobre este buen viaje.


aquí dos fotos en el museo de Nibutani. En la primera la fachada del museo, que parece una iglesia mormona, en la segunda el blogger navegando por las peligrosas aguas de la sala de exposición.


El Kinetoscopio! El aparatito recrea el movimiento de una vaca. Cuando Edison lo trabajó se percató que dado el tamaño del circulo, solo podria limitar a mostrar una sola escena. Vaya decepción. Sin embargo este invento fue el primer paso para la invención del cine.

departiendo el almuerzo típico en una casa típica y sentados tipicamente alrededor de la fogata.

dos hermosas vistas del paisaje rural en la comunidad ainu de Nibutani. Al fondo, una casa tradiconaL, hecha de una planta parecida a la totora.

Llegando al Hotel en Noboribetsu y siendo recibidos por una geisha.
El verdadero último samurai, mucho después que Tom Cruise interpretara el papel del capitan Nathan Algren.

el Valle del Infierno. Puro olor a acido sulfurico.

Ingresando al museo de Noboribetsu con la estatua del gran jefe ainu.

unas chicas y no tan chicas, vestidas con la ropa tradicional de los ainu nos despiden luego de participar en la representacion de sus danzas y cantos autóctonos.

el osito y el tubo por donde se le puede pasar galletas.
Hasta mañana

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